Regulación emocional: Cómo llevarnos bien con nuestras emociones

A pesar de que las emociones son una parte natural de la experiencia humana, siguen siendo un gran misterio para muchas personas. Cuando no se manejan adecuadamente, cuando no se comprenden o cuando simplemente no conectamos con ellas, las emociones pueden afectar nuestra salud mental y física, nuestras relaciones y nuestra capacidad para llevar una vida plena y satisfactoria.

Todas las emociones tienen una función adaptativa, es decir, sirven para algo. De hecho, tenemos más emociones desagradables que agradables. ¿Por qué? Porque las emociones desagradables o mal llamadas negativas, cumplen funciones importantes para la supervivencia.

Veamos un ejemplo; ¿para qué sirve el miedo? El miedo nos ayuda a mantenernos a salvo. Nos ayuda a reaccionar y nos centra la atención en la amenaza. Para eso nuestro cuerpo sufre una serie de cambios:  nuestro organismo se activa y nuestro corazón se acelera. También nuestra respiración se hace más rápida. El problema con el miedo llega, por ejemplo, cuando el nivel de activación es tan alto que nos bloquea y nos impide reaccionar, o cuando percibimos una situación como peligrosa o amenazante cuando en realidad no lo es.

En este artículo, te brindaremos algunas ideas clave para la gestión de las emociones, para que puedas llevarte bien con ellas y por lo tanto contigo misma/o.

  1. Conecta con tus emociones

¿Eres de las personas que apenas notan las emociones teniendo dificultades para conectar con ellas?

Identificar las emociones implica notarlas, sentirlas sobre todo en el cuerpo y desde ahí nombrarlas. Esta secuencia, aparentemente sencilla, a veces, se convierte en misión imposible para aquellas personas que están desconectadas de su parte emocional. ¿Qué podemos hacer para mejorar?

  • Mirarnos hacia dentro, notar las sensaciones físicas que tenemos en distintas situaciones e intentar describirlas.
  • Leer e informarnos sobre estos temas
  • Tratar de hablar con los demás sobre cómo nos sentimos.

Si por el contrario eres de las personas que notan fácilmente las emociones y a veces las emociones te llevan sin control, nuestro trabajo se basará en observar nuestros pensamientos y darnos cuenta de cómo a veces incrementan la intensidad de estas. Podríamos también mejorar nuestros recursos para relajarnos y para calmarnos, como, por ejemplo, la respiración o técnicas de relajación y de mindfulness.

  1. Acepta tus emociones

Una vez que hayas identificado tus emociones, es importante aceptarlas, sin juzgarte a ti mismo por sentir lo que sientes. Las emociones son parte de la experiencia humana y como hemos visto en este artículo, no hay emociones «buenas» o «malas». Todas son válidas y están ahí por una razón. Aceptar tus emociones te permitirá manejarlas mejor y te ayudará a lidiar con ellas de manera saludable.

  1. Encuentra la raíz

En ocasiones, nuestras emociones pueden ser la respuesta a algo más profundo que está sucediendo en nuestra vida. Por ejemplo, la ira puede ser una respuesta a la frustración o a una sensación de injusticia. La tristeza puede ser una respuesta a la pérdida o a la sensación de soledad. Intenta identificar lo que subyace a tus emociones para poder abordar la raíz del problema.

Otras veces, nos asalta una emoción que no parece tener sentido con lo que estamos viviendo en el presente. En estos casos, es momento de explorar experiencias más antiguas. Podemos mirar nuestra historia y conectar las emociones o sensaciones que estamos sintiendo con experiencias pasadas o con expresiones emocionales de personas importantes que han formado parte de nuestra vida. Esto nos ayudará a entendernos mejor y a manejar las emociones con más eficacia.

  1. Busca apoyo

No tienes que lidiar con tus emociones por tu cuenta. Busca apoyo de amigos, familiares o un profesional de la salud mental. Hablar con alguien que te escuche y te comprenda puede ayudarte a procesar tus emociones y a encontrar una solución.

  1. Encuentra maneras saludables de expresar tus emociones

Es importante encontrar maneras saludables de expresar tus emociones, que como hemos comentado a lo largo de este artículo, no son reprimirlas, ni dejarnos llevar por ellas, ni sentirnos más por sentirlas ni tampoco evitarlas.

Para caminar en esta dirección, podemos fijarnos en personas de nuestro entorno que manejen de forma adecuada las emociones. Muchas veces, a lo largo de la infancia y adolescencia, no hemos tenido modelos adecuados de gestión emocional, y eso a limitado el aprendizaje de recursos adaptativos. Sin embargo, en la actualidad solemos tener más oportunidades de relacionarnos con personas distintas y muy heterogéneas que nos permiten encontrar esos modelos más adecuados.

Veamos ejemplos concretos de cómo podemos expresar sanamente algunas emociones:

  • Para el miedo desproporcionado, una de las herramientas más eficaces es la exposición a las sensaciones que lo provocan, es decir afrontando las situaciones que lo disparan.
  • Cuando tenemos dificultades para manejar la rabia, podemos aprender a comunicarnos de manera asertiva. Se trataría de expresar opiniones, poner límites o decir que no de forma firme pero respetuosa.
  • En manejo de la tristeza pasa muchas veces por entender el origen de esa emoción y de expresarlo a nuestro entorno más cercano. La conexión emocional con personas importantes hace que la tristeza poco a poco se vaya diluyendo.